Día 5
Los primeros días hacía mucho calor, y lo sigue haciendo, pero como estamos en la parte occidental de la isla sopla mucho viento (la palmera que tengo frente a la ventana cualquier día se cae), y como ocurre en el Mediterráneo, hay mucha humedad, por lo que hace hasta frío. Por las noches, cuando salimos a cenar, como ayer, se agradecería una rabequita por culpa del dichoso viento. Esto no quiere decir tampoco que yo no me pase día y noche con la ventana del cuarto abierta, ni que no ponga el aire cuando salgo de la ducha para no sudar al peinarme.
Cambiando de tema, como el aeropuerto de la isla está relativamente cerca de la ciudad, prácticamente todos los aviones hacen sus maniobras, ya a media altura, justo encima de ella, y es como vivir en el Plaza Mayor.