Pues resulta que soy otra vez Presidenta de Mesa. Ayer me mandó mi padre la notificación escaneada (ya se lo ha aprendido, de la otra vez, hace dos meses). Lo que pasa es que, como estoy recluida en casa con un esguince que me hice en Creta y me rehice luego en el pueblo, no puedo ir a mi querida embajada a decirles que expidan el documento que demuestra que estoy inscrita allí como 'no residente'. Otra vez.
He tenido que mandar al pobre Γιώργος esta mañana con los tres documentos que me pidieron la otra vez, y lo han tenido 45 minutos esperando antes de dignarse a atenderlo; me ha dicho que a la funcionaria, mi amiga, no hacía más que oírla dar voces dentro. Cuando por fin se ha asomado y él ha expuesto la situación, le han comunicado amablemente que no podían hacerlo sin que fuera yo personalmente. Mire usted, es que tiene un esguince, ¿la traigo a cuestas o qué pasa? Ah, no sé, ya tú verás. «No sé»: su frase favorita. Ella nunca sabe nada. Eso sí, le ha recordado, también amablemente, que mañana no vayamos, que cierran porque es 1 de mayo. Eso sí que lo sabe. Lo que yo no sé es por qué la otra vez, cuando estaba yo en Samos, sí que pudo hacerse sin ir yo personalmente. Si ahora en vez de un esguince tuviera un coma, ¿también me harían ir?
Tendré que ir el lunes (que pensaba ya ir a clase de griego, caminando despacito, por lo que no sé si me dará tiempo a llegar desde la uni a la embajada antes de que cierren), cuando falte un día para que cumpla el plazo. Así me gusta a mí hacer las gestiones cuya omisión está penada con cárcel: en el último momento.
Tendré que ir el lunes (que pensaba ya ir a clase de griego, caminando despacito, por lo que no sé si me dará tiempo a llegar desde la uni a la embajada antes de que cierren), cuando falte un día para que cumpla el plazo. Así me gusta a mí hacer las gestiones cuya omisión está penada con cárcel: en el último momento.
Voy a hacer una colección a este paso |
Actualizado (lunes, 4 de mayo): Esta mañana hemos ido (mi muleta humana y yo) a clase de griego, pasito a paso, y al salir nos hemos pasado por mi querida embajada para que me hicieran el dichoso papel. Había otra chica, de Galicia, con su novio griego rellenando y entregando un montón de papeles porque se van a casar. Cuando las funcionarias se metieron dentro a procesar nuestros respectivos trámites, se puso a despotricar sobre la embajada, diciendo que si no sabían qué papeles pedirte, que ibas con unos y de repente te pedían otros, que ni siquiera los trámites eran iguales en todas las embajadas españolas y quejas por el estilo. Nosotros le dábamos la razón y añadimos nuestra propia experencia.
La simpática funcionaria se acordaba de mí y me ha dicho amablemente que me quedase sentada, que fuera Γιώργος a la ventanilla a por el papel. La otra ha salido con el impreso y le ha dicho que estaba listo pero tenía que firmarlo el cónsul, que volviéramos mañana. Mañana no, que me gradúo, tendría que ser el miércoles. ¡No, que mañana acaba el plazo!, se me oyó desde mi asiento. Y la tía inútil: «A ver, ¿esto qué plazo tiene?», mirando la fotocopia de la citación como un árabe que ve jamón. «Bueno, pero como está con fecha de hoy, tú ya envíalo cuando sea». He estado a esto de cagarme en su puta madre. Al final, uy, vaya, resulta que había otra solución: esperar media hora, hasta las 2, a que viniera el cónsul y lo firmase. En media hora estaba todo listo y nos hemos largado, con la esperanza de no tener que volver jamás.